No importa

31 07 2007

No importa cuán importante haya sido él o su obra. Ni cuán consumidores de cultura sean los lectores. Simplemente la muerte de Ingmar Bergman no puede ocupar la nota principal de la tapa de un diario como Página/12. ¿Cuál es el argumento para justificarlo? ¿Quieren hacer un despliegue de dos páginas, de tres, un suplemento especial? Perfecto, adelante. Pero no la tapa.


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28 responses

31 07 2007
Guillermo

Es que como no pasa nada en Argentina…. no hay con que hacer tapa!

31 07 2007
1clandestina1

Clark, pensé algo muy similar cuando la vi…
y eso q Bergman era, es y será unos de mis favoritos

saludos

31 07 2007
hdh

Y es increíble que a la muerte de Claudio Uriarte (editor de Internacionales durante casi 14 años) le hayan dedicado tan sólo un pirulo.

31 07 2007
ariel

No, la verdad que no da.
También murio Antonioni, de quien recomiento mucho «Zabriskie Point» y sobre todo es maravilloso (y triste) final.
¿¡También murió Uriarte!? Venimos muy mal enrachados… ¿o es propio del invierno cargarse a más gente?

31 07 2007
Marcelo

murió Uriarte?
es una fea manera de terminar el día, ahora, cuando miro los blogs antes de dormir, luego de terminar mi jornada de trabajo.
murió Uriarte… la puta.
fue uno de los tipos que más me gustaba cómo escribía en el pasquín, por lo provocador y por el análisis.
que le hayan dedicado la tapa a la muerte del sueco, la verdad, no me impacta tanto, porque de esa mierda de diario (con las disculpas a Fabregat y al resto de los que valen la pena y todavía laburan ahí) ya se puede esperar cualquier cosa.
murió Uriarte… la puta.

1 08 2007
1clandestina1

Comparto lo q expresaron todos. Creo también q lo peor q podría pasarnos sería acostumbrarnos a las muertes… por hambre, por falta de atención, negligencia, desarraigo, enfermedades evitables o tratables y por tantas otras injusticias… por eso también es incomprensible esa tapa en este país de este continente del sur del globo…

Ariel, creo q es la vida nomás… q pide gancho y nos va soltando, a veces de a poco, otras sin aviso, en un arrebato, a pesar del miedo y de las ganas de quedarse un ratito más… o del impulso brutal de irse contra viento y marea… como sea, es, llega, está… (gracias x la recomendación de Zabriskie)…

Sentidas gracias y abrazos…

1 08 2007
Maximus

Comparto la opinión de clandestinal…una pena, un metro más en la larga cuesta abajo de pagina al desfiladero de los malos diarios.

3 08 2007
Eduardo Fabregat

Haciendo la aclaración de que no fui yo quien decidió la tapa: revisemos los temas de ese día en el diario. La visita de los Kirchner a México. Crisis humanitaria en Irak. Indemnización a Testigos de Jehová detenidos por la dictadura por negarse a hacer la colimba. Repercusiones sobre el plan Macri de reventar la Villa 31 (nota de tapa del día anterior). El BCRA baja las tasas. Negociaciones para bajar el precio de la nafta… muchachos, permítanme defender el carácter de NOTICIA de la muerte de Ingmar Bergman. Permítanme recordar que Bergman fue uno de los creadores más importantes de la historia del cine mundial, y que el público de Página/12 suele interesarse por la cultura. Sí, muere gente todos los días: ¿la tapa debe ser «Sigue muriendo gente, qué horror»?

Y un detalle: en este blog se ha defendido muchas veces -y con razón- la dignidad laboral de los pasantes. ¿Saben los que se lamentan y horrorizan tanto cómo maltrataba Uriarte a los pasantes?

3 08 2007
Marcelo

No, Fabregat, no sé cómo trataba Uriarte a los pasantes. Quizás mal, tal como me trató a mi alguna vez (y no era pasante, por cierto).
Era un tipo difícil de llevar, de eso, no hay duda.
Pero, sin embargo, me da bronca su muerte. Mucha.
Y sigo pensando que era una pluma que valía la pena, por la inteligencia que destilaba, aunque quien la empuñara maltratara a pasantes del pasquín.
No soy periodista ni nada parecido, sino, tan sólo lector (aunque hoy, únicamente en versión digital). Y como tal, más allá del asco que me produce Página hoy (insisto, con las excepciones debidas), me hubiera parecido bien el título de la muerte de Bergman al pie de la tapa, en una franja completa (con fondo negro, para ser obvio el luto), y que el título central sea dedicado a alguno de los otros temas que, a mi ver, son tan noticia como la muerte del director sueco, pero que tienen, en el contexto argentino, un poco más de relevancia (más allá de que el isotipo -aunque más mítico que otra cosa- del lector «paginiano» sea el del consumidor de «cultura» como la que expresaba el cine de Bergman).
Saludos

3 08 2007
ariel

La verdad que no, Eduardo, sólo lo leí mucho. Me gustaba más que Febbro. Sólo eso. El tipo de gente que era, ni idea.

De nada, Clandestina. Si fumás, fumá antes de llegar al final. El final es, cuanto menos visualmente, increíble.

5 08 2007
1clandestina1

Eduardo Fabregat, creo q es muy claro q ninguno de los q opinamos en este post negamos ni desconocimos el carácter de NOTICIA de la muerte de Bergman. En mi caso no estuve ni estoy de acuerdo con el lugar q se le asignó a la noticia en la tapa de un diario de información general como es Página.

A tu raconto de los temas q ese día competían con la muerte del Maestro sueco, agrego otras noticias q creo q son bastante cercanas a nuestra realidad. Por ejemplo, entre otros, la denuncia de una ONG de la existencia de 340 recursos de amparos en el Fuero Federal de La Plata q presentó contra el Muncipio de Quilmes, pidiendo alimentos y atención sanitaria con urgencia por graves cuadros de desnutrición (la información -publicada el 30/7 en un medio local- citaba la muerte de un adolescente por esa causa la semana anterior). El día previo, un cable de Télam o DyN informaba la muerte de una nena en Paraná también por desnutrición complicada por un cuadro pulmonar. El cobro de salarios x debajo de la línea de pobreza ($ 923) de empleados del 83% de los municipios de la provincia de Bs.As. (debe involucrar a una punta de personas, creo). El conflicto de los pesqueros en Mar del Plata, nada menor tampoco.

Por lo demás, podés aplicar la ironía conmigo, descalificar mis opiniones como se te cante xq sabés perfectamente q no me refería al tipo de tapas q mencionás. Es un dato objetivo de la realidad q la gente en riesgo existe, vive situaciones límites y se muere. Y si somos periodistas creo q tenemos algo de responsabilidad en no ocultar ni manipular ese tipo de informaciones, más aún quien trabaja en un medio.

También dije y reitero q lo peor q puede pasarnos es acostumbrarnos, porque ¿sabés qué Fabregat? en este país todavía unas 10 millones de personas subsisten x debajo de la línea de pobreza, en riesgo. El futuro, Fabregat. Son parte del futuro también. Y seguimos con deuda externa e interna q nos pisan los talones y con crisis de todo tipo. Y no va a ser negándolas como vamos a salir adelante. Eso creo.

De Claudio Uriarte sólo conocí lo q leía. No me interesa el puterío ni fuera ni dentro de las redacciones. Para ser más q clara: no mezclemos las legítimas reivindicaciones de los pasantes con otros temas.

Ariel, gracias dobles. Anotada tu sugerencia.

6 08 2007
Sebastian

Hola, estuve recorriendo tu blog y es muy interesante realmente. Un saludo!

Sebastián

6 08 2007
Eduardo Fabregat

Clandestina, no quise ser irónico con vos ni es mi costumbre descalificar porque sí. Sigo creyendo que de todos los temas del día la muerte de Bergman era la noticia más relevante, por encima de situaciones espantosas que vive el país y permanecen día a día (de ahí lo de «se sigue muriendo gente…»). No puedo hablar de cómo manejan la agenda las demás secciones del diario porque no son mi responsabilidad. Una cosa es «acostumbrarse» a las malas noticias y otra muy diferente aplicar el criterio de lo que es una noticia del día, sin que eso niegue la realidad imperante. Repito: no se puede hacer una tapa que diga «sigue habiendo 10 millones de personas al borde de la muerte, el futuro está hipotecado»… salvo que aparezca la típica encuesta, estudio especializado o lo que sea que dé la «excusa» para llevarlo a tapa. Y apunté lo de Uriarte porque empecé a ver comments en los que, como suele suceder cuando alguien se muere, predominaba el tono «solo le dieron un pirulo» (al día de hoy ya salieron tres notas sobre CU en el diario) y «qué lástima, con lo grosso que era». No fue una cuestión de puterío, me resulta raro que quizá alguien que defiende los derechos de los pasantes se deje llevar por esa cosa de ensalzar sin reservas al muerto sin conocerlo del todo.

6 08 2007
Clark

Eduardo, más allá de la cuestión Bergman, en la que no nos vamos a poner de acuerdo y no tenemos por qué hacerlo, sobre Uriarte hubo comentarios que lo ensalzaban pero yo no escribí nada. Apenas lo conocí, no sé si le escuché la voz alguna vez, aunque es cierto que varios pasantes debían hacerse cargo de la sección cuando él no aparecía por el diario, por ejemplo. Son esas cosas que cuando alguien se muere se olvidan injustamente según los dictados de la corrección política.

8 08 2007
1clandestina1

Eduardo Fabregat, es evidente q no vamos a acordar en nuestros criterios ni periodísticos, ni sobre la realidad. Sostengo, sin desmerecer la trascendencia de la muerte de Ingmar Bergman, q noticias más cercanas a nuestra vida daban para nota de tapa ese día (x ej., una investigación sobre los 340 recursos de amparo). Y x las dudas, reitero: sin sacar a IB de la tapa.

Coincido en q no es lo mismo el riesgo de “acostumbrarnos a las muertes” que los fundamentos para definir la noticia de cada día q, muy por el contrario a vos, creo q en general tienden a negar o relegar la parte más dura de digerir de la realidad q nos rodea. Hacer visible lo oculto, darle palabra y lugar. Creo que de eso se trata. Creo q así se informa, se construye, se propone, se cuestiona, se incluye y hasta se puede ayudar/nos de muchas maneras.

Quizás me quedé en el tiempo, quizás me cueste aceptar el cinismo q para mi contienen las nuevas reglas del juego, pero seguramente en otros tiempos ese diario hubiera, de mínima, investigado los recursos de amparo. Y aquí me planto xq creo q desde el principio nos sobrevuela otra discusión y no creo q tenga sentido.

Entiendo lo q explicás sobre Claudio Uriarte, incluso comparto q por estas latitudes es histórica la tendencia a “beatificar” a los muertos, pero no me pareció el caso y tu comentario me sigue haciendo ruido interno, como aquello q está de más.

8 08 2007
pablo

Che era tan jodido Uriarte? El texto que le publicó Rottman ( de La Caja) y que yo levante en mi blog realmente le pasa el trapo a todos…

Ojo, yo no lo conocí, pero seguro que no sería tan jodido como Granovsky, ¡y escribía mejor!

9 08 2007
Eduardo Fabregat

No, claro, no estoy hablando de un tipo «jodido» como, digamos, un Polimeni: Como señaló Leonardo Moledo, era «intratable». Pese a todo, yo tenía buena relación con él… aunque, claro, no trabajaba en su sección.

10 08 2007
El Profesor

Estimados: veo que en este blog se debaten cosas realmente importantes y en especial estos comentarios tienen una trascendencia notoria. Pero debo decirles que se escriben ideas con cierta liviandad. El debate sobre la tapa sí o no de Bergman es de la puta madre y agotarlo en pocas líneas me parece muy, muy, muy jodido. Son temas grossos, señores, dejémonos de joder. Les propongo realizar una conferencia pública de la cual participe el pueblo todo y preguntemos qué opina la gente ¿eh? Invitemos a filósofos, pensadores, políticos, médicos, porteros, cineastas, cinéfilos, travas, ginecólogos y otros profesionales y no profesionales para que, ahí sí entre todos, saquemos una conclusión más o menos definitiva que pueda ser aplicada no sólo en este caso sino en el futuro por todos los periodistas del país. Hagámoslo. Seamos valientes.
Con respeto y cariño.
El Profesor
http://elprofesorresponde.blogspot.com/

10 08 2007
ariel

Peor es ver que hoy, en la contratapa de Las 12, está escrito (arriba, grande), «Cuestionario Marcelle Proust». Es decir, no es necesario saber francés, pero si vas a poner el nombre de alguien tan conocido (y encima para chapear), mejor hacelo bien, ¿no?
Es un poco fuerte el error, sobre todo por su visibilidad pero, es sabido, los correctores no podemos con TODOS los errores producidos por los periodistas.

11 08 2007
J.

Comentario idiota: eso de llamarlo por nombre y apellido a Fabregat sólo puede recordarme a Mirtha Legrand gritándole al aire a Silvana Suárez…

12 08 2007
yerika

Bueno como era de esperarse todas estas contradicciones hacia mi marido «Claudio Uriartte» me hacen feliz de alguna u otra ya que de alguna manera se lo recuerda. No puedo hablar bien ahora de ese» diario» fue humillado y maltratado.

12 08 2007
Eduardo Fabregat

Ariel, esa sección de Las/12 se presenta como la versión femenina del «Cuestionario Proust». Por eso «Marcelle» y no Marcel.

16 08 2007
ariel

Aaaahhhh… cabáramos. Mis disculpas (igual me parece raro).

17 08 2007
Eduardo Fabregat

No, bueno, no estamos hablando de la creatividad del asunto, sino de las razones del título…

17 08 2007
claudio

Será porque las transmisiones entre este y el otro mundo existen o porque presentimos que algo sucede más allá de nuestra propia historia personal pero de algún modo lo supe.
Estaba sentado al fuego, aquí en el fin del mundo, pensando en el “Página 12” de principio de los 90. Ese que albergaba en un mismo espacio a figuras como Tomás Eloy Martínez, en el Suplemento Cultural, Julio Nudler en Economía, Salvador Benesdra, en Internacionales. Entonces pensé en Claudio Uriarte que trabajaba con Benesdra, y de quién era compinche en la redacción. Ambos hablaban un idioma que yo desconocía. Su intelectualidad era tan divertida como pasmosa. Entre los dos parecían haberse leído todos los libros de este planeta.
Claudio tenía por costumbre leer durante horas “The New York Times”, también “Times” y “Newsweek”, luego charlaba con Benesdra y otros, generalmente jóvenes que lo admiraban, de música clásica y opera, gastronomía, política y economía internacional, flamenco, literatura, filosofía, vinos, todos temas de los que era experto. Mejor dicho, un erudito.
Vestía rigurosamente de negro. Zapatos negros, remera negra, pantalones negros y llegaba puntualmente atrasado a la redacción a las 6 de la tarde con una gotita de agua cayéndose del pelo.
Con los años lo nombraron editor de Internacionales con lo cual debió apurar su arribo algo que según me contó lo tenía a mal traer. Les gustaba vivir con una singular forma de elegancia. Por eso se deleitaba en el vino de variada gama, la literatura de Proust, el té inglés, la alta cocina, las conversaciones regadas por ideas inteligentes y originales sin importar de donde provinieran. Podía sentirse cómodo tanto en un barrio tranquilo aunque humilde como en un hotel cinco estrellas. Entendía del sabor de la típica empanada y el caviar del pacífico.
Su prosa periodística era excepcional. Extrañamente nunca sentí que se lo apreciara demasiado en el ámbito en el cual trabajaba.
Su trabajo había logrado una gran cantidad de admiradores y también de retractores. Son cosas que suelen pasar con quienes tienen puntos de vista independientes.
Recuerdo en especial columnas en las cuales denostaba de los comics, de Carmina Burana y del culto al rock. Lo hacía con tanta vehemencia que uno, a pesar de no estar de acuerdo, no podía más que sentirse intrigado ante tanto argumento. Tal vez Claudio conservaba muchas palabras en su alma. Y todo exceso conlleva pasión y caos. Así era él, una suerte de espejismo literario, un personaje, un ser de fábula marciana, sensible y extrovertido.
Hará cerca de un año, conversamos con Carlos Torrengo, periodista y columnista político de “Río Negro”, acerca de invitarlo a dar una charla. De lo que él quisiera. No sé que habría pasado.
Creo que fue Erwin Pérez, periodista de “El Nuevo Herald” de Miami, el que me contó que él y Federico Monjeu, se juntaban en un bar para tener reuniones de trabajo que desembocaría más tarde en una revista de análisis musical. El bar terminó transformándose en la verdadera redacción del magazine.
Claudio podía confundir a cualquiera. Amaba a Camarón de la Isla, y lo cantaba con pasión. También era fanático de “Terminator: el día del juicio final”. Una copia del filme de James Cameron, que él consideraba una especie de suma filosófica hollywoodense acerca de las posibilidades del bien y del mal, descansaba junto a sus libros. Nunca le faltaban las ganas ni la oportunidad de enseñársela a un amigo en su televisor de 21 pulgadas con sonido envolvente.
Sus artículos iluminaron el periodismo gráfico de la Argentina puesto que no ahorraban en maestría ni deseo de ser comprendidos. Uriarte era un erudito cierto, pero no un genio renegado.
En la red aun pueden leerse sus artículos más exquisitos. Algunos versan sobre cultura popular, otros sobre tecnicismos como la fidelidad de un equipo de sonido pensado para escuchar ópera.
Uriarte tampoco carecía de valor. Cuando a mediado de los 90 fue enviado al exterior por “Página 12”, fue como cronista de la invasión de las fabelas por parte del ejército del Brasil. El periodista se adentró más allá de la información oficial y cuando todos aseguraban que ya no había más narcos y que la situación estaba controlada, compró un poco de cocaína como cualquier otro de vecino del vecindario más pobre del país carioca. Sus crónicas fueron escritas en caliente y en primera persona. Cuando volvió a la redacción le llovieron las felicitaciones. Estaba asombrado, como si no se lo mereciera.
Tenía tres novelas inéditas. Y aunque le habían ofrecido publicar alguna de ellas, él estaba convencido de que la única manera de hacerlo era las tres al mismo tiempo. Por eso permanecen hasta hoy durmiendo el sueño eterno. En su notebook albergaba también un diccionario de lo más ocurrente que albergaba decenas de definiciones acerca de la vida y la muerte. Lo cotidiano y lo inesperado.
Pienso en periodistas brillantes y no puedo evitar sentir que hay algo en común, una cierta sincronía en sus muertes por muy diferentes que fueran entre sí. Julio Nudler, capituló de cáncer de tanto consumir el humo de los otros. Miguel Briante murió al caerse del techo de su casa que estaba arreglando, Salvador Benesdra se lanzó al vació desde un piso 15 y una de las últimas personas que lo vio con vida fue el propio Uriarte. Claudio, como un fantasma literario fugado de una novela de Gabriel García Márquez, se cayó de una escalera dándose un golpe fatal.
No sé si esto nos indica algo de la condición de periodista en la Argentina o es pura coincidencia. En serio, no lo sé.
Tenía 48 años.

6 09 2007
yerika

Me alegra saber que hay personas que lo estimaban a Claudio Uriarte. Mi amigo, compañero y esposo.

25 10 2007
L.

Lo positivo de Uriarte era su capacidad de hacer análisis que se salieran del rebaño políticamente correcto que se destila de las notas de Página. No tituteaba en criticar al fundamentaslismo musulmán ni se excitaba con esa delirante idea de cierta izquierda de amontonar reivindicaciones de minorías y pretender coserlas como si tuvieran una unidad contundente.
Lamentablemente, sus problemas personas amortiguaban el gran talento que tenía. Y la sección muchas veces navegaba sin rumbo, por sus prolongadas ausencias.
En cuanto al maltrato a pasantes, no lo descarto. Pero creo que mucho más grave es el maltrato a pasantes cometidos por periodistas supuestamente combativos, que, como suele suceder, son de izquierda solamente para escribir artículos. De hecho, Página es el diario que peor le paga a los pasantes, además de recargarlos de trabajos y responsabilidades.

19 03 2009
harry

El odio de la izquierda bienpensante hacia Claudio Uriarte se debe a que escribió la biografía del Almirante Massera, Almirante Cero se llamaba y es uno de los mejores libros sobre el proceso militar y sus contradicciones. Desde cierto angulo Massera es visto allí como una especie de temible Ricardo III shakesperiano pero neoperonista y la gente que trabajaba para el masserismo desde la izquierda como Miguel Bonasso no tolera explicaciones que humanizan al personaje.
Curiosamente el libro ,editado por Planeta ,desaparecio de circulación y no mereció siquiera una traducción.
Por algo será.
Edgardo Arrivillaga.

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